2.9 Integración de comunidades de académicos como espacios para la innovación

En los ámbitos profesional y laboral, una de las estrategias que ha mostrado mayor eficacia es el trabajo colaborativo entre pares. En las universidades existen experiencias de este tipo en los grupos de investigadores, como pueden ser las sesiones periódicas de presentación de avances, pero es una práctica poco común entre docentes.

Frente al reto de generar una cultura de innovación en los procesos de enseñanza- aprendizaje, la reflexión colectiva y la colaboración entre académicos es un modelo de trabajo que permite aprovechar y difundir los conocimientos, experiencia y contribuciones de la planta académica de la universidad. Esto se logra a través de comunidades de académicos que:

Comparten y analizan en grupo las experiencias, diseños y actividades docentes, así como los resultados obtenidos en el aprendizaje y desarrollo de los estudiantes.

Diseñan en colaboración experiencias de aprendizaje.

Establecen canales fluidos de comunicación (medios electrónicos, impresos, telefónicos, videoconferencias) y formas para interactuar, y generan estrategias para mantenerse en contacto

Definen mecanismos para indagar, recabar e intercambiar información;

Elijen y ensayan medios para transformar contenidos (formatos, vías de acceso y de manipulación de información).

Aportan mejoras y soluciones a las diversas problemáticas que se pudieran presentar en el diseño y/o en la impartición de cursos, tomando como base la reflexión sobre esa experiencia, enriquecida con los conocimientos y experiencias de éxito de los otros académicos.



Para favorecer este proceso es necesario que entre los académicos que integran la comunidad prevalezca un ambiente de trabajo, reciprocidad y apertura. Es importante que los académicos estén dispuestos a contrastar sus puntos de vista y a interactuar cooperativamente, con una actitud crítica, propositiva, y receptiva a propuestas diversas. Este tipo de comunidades requiere de:

Una organización autogestiva y flexible.

Espacios de trabajo estructurados, como pueden ser: seminarios de académicos por área, programa o disciplina; sesiones de aprendizaje colaborativo; grupos virtuales, entre otros.

Un trabajo consistente orientado a la consecución de metas compartidas.

La participación comprometida y responsable de todos los miembros.

La distribución de roles específicos para ejecutar el trabajo.

La documentación o registro del trabajo realizado.

La generación de productos utilizables en otras experiencias de aprendizaje.


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