La principal contribución de los académicos que participan como facilitadores de un proyecto de innovación de la docencia es la de compartir su experiencia como agentes de cambio, apoyar como colega a otros académicos en este proceso de transformación y contribuir a la construcción de una cultura institucional de innovación y mejora de los procesos de enseñanza y aprendizaje. Su actividad principal es la de coordinar el trabajo colaborativo de un grupo de profesores para que sean ellos mismos quienes, a través de la modificación de su trabajo cotidiano con los estudiantes, participen de manera directa y comprometida en este proceso encaminado a la innovación.
El docente universitario tiene como encomienda el análisis permanente de su práctica y la introducción de aquellas estrategias que le permitan optimizar el aprendizaje de los alumnos. Ante este reto se ve impulsado a conformar, junto con otros profesores, una red de colaboración y de construcción de conocimiento que consolide la calidad del cuerpo académico de la institución. De esta forma se garantiza que en la universidad se genere una cultura institucional de innovación y mejora continua que redundará en una formación de excelencia para sus estudiantes y futuros profesionistas.
Se espera que el docente que funge como facilitador comparta con sus colegas su experiencia de innovación de la docencia, los motive para diseñar e integrar estrategias novedosas a su práctica docente y los apoye en este proceso.
Las funciones que el profesor-facilitador de la docencia innovadora son: mediar o coordinar los procesos que faciliten la incorporación y de otros colegas al proceso de análisis y mejora de la enseñanza, gestionar la información necesaria y relativa a los procesos de mejora de la enseñanza y del aprendizaje, orientar, acompañar y motivar a sus colegas en el proceso de cambio de su práctica y evaluar los avances en la consecución de una enseñanza orientada a la innovación del aprendizaje.
|