El facilitador funciona como un promotor de la reflexión y valoración de la experiencia de transformación e innovación de la práctica docente. Sus actividades se orientan a la promoción de la autoevaluación de los avances y logros, así como de la valoración por pares encaminada al enriquecimiento de las propuestas generadas por los propios colegas. Para ello, el facilitador se preocupará por:
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Generar una dinámica de autoevaluación y co-evaluación de los académicos en el diseño de cursos y su aplicación, sobre la incorporación de los ejes de innovación y sobre la incorporación de los elementos del diseño instruccional.
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Suscitar la reflexión colectiva constante sobre la práctica docente, sobre el impacto y los cambios que se pueden lograr al incorporar elementos novedosos, y sobre las vivencias generadas en los estudiantes y los propios académicos durante la aplicación del curso o unidad de aprendizaje.
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Promover en los académicos la reflexión permanente sobre las dificultades, limitaciones, impactos y beneficios que se generan durante el diseño y aplicación del curso y de su participación en una experiencia de transformación.
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